lunes, 19 de julio de 2010

El niño de dentro, la niña que fui...

Aunque el título del capítulo de Branden de hoy se llama "La integración del sí mismo más jóven", como me ha recordado al típico dicho de "mantener vivo a ese niño que todos llevamos dentro", me pareció adecuado este título para el post.
Y al hilo de todo esto y antes de entrar en más profundidades, me gustaría contaros una experiencia que no se me olvidará en la vida...

Estábamos profesores de diferentes niveles y materias (desde infantil a bachillerato, de música, inglés, matemáticas, orientación...) en un taller que daba un ponente que era un fenómeno: sabía mucho de muchas cosas, tenía un culturón y hacía, entre otras cosas, terapias familiares y otro tipo de intervenciones psico-psico. Por eso, al terminar el curso, nos propuso hacernos una relajación, que todos aceptamos encantados.
A través de su suave y modulada voz, nos condujo a una cueva donde todo era silencio y paz. En lo más profundo de ella, sorpresa! había un habitante: el niño que alguna vez fuimos. 
Nos ordeno sentarnos a conversar con ese niño. Al largo rato, nos guió por el "camino de regreso" a la consciencia.
Al terminar, nos sentó en corro y preguntó, sin dirigirse a nadie en concreto..."¿Qué os ha dicho el niño? ¿Cómo estaba? ¿Parecía feliz? ¿Tenía cosas que recriminaros? ¿Se sentía orgulloso? ¿Se sentía abandonado?"
Me acuerdo que hubo personas que lloraron a lágrima viva!!...porque tenían abandonado al niño que fueron, y ese "regresar" les había causado mucha nostalgia y pena.

Ahora vamos al lío, a ver qué dice Branden. El autor expone que muchas de las fuentes de insatisfacción con nosotras mismas provienen de las experiencias infantiles o adolescentes (hasta ahí nada nuevo, eso de lo que pesan las experiencias infantiles llevan explotándolo los americanos en pelis de psicópatas toda la vida jajaja). Lo que me gusta es que nos ofrece pautas para "relacionarnos" otra vez con ese yo que fuimos, escarbar y arreglar, por nosotras mismas, aquéllas cosas que quedaron "desatadas". Vamos a ver las pautas que va ofreciendo, y las voy a exponer en forma de preguntas para que nos sea más fácil establecer ése diálogo "interior":
- ¿Cómo recuerdo a la niña que fuí? ¿Como fuente de nostalgia, dolor, apuro o humillación?¿O por el contrario, lo acepto, admito ...lo amo?
- ¿Rechazo en esa niña que fui las mismas cosas que otros en su momento rechazaron? ¿Soy capaz de perdonarla(me)?
-¿Es consciente la relación que mantengo con esa niña? ¿La trabajo? 
- ¿Qué diría ese niño si pudiera hablarme ahora? ¿Y qué diría la adolescente que fuí si me viera hoy?

Termino una vez más con la frase que más me ha calado, porque me parece preciosa: "...si el niño que fui es reconocido, aceptado y admitido puede ser una magnifica fuente de enriquecimiento de nuestra vida, con su potencial de espontaneidad, capacidad lúdica e imaginación"... ¿No son acaso estos tres ingredientes los que siempre nos admiran de la infancia?

¿Os acordáis de la canción de Luz Casal "Entre mis recuerdos"? ¡¡Si es que a veces parece que todo tiene que ver... leerla ahora después de este post, veréis como la entendéis de una forma preciosa!!
Cuando la pena cae sobre mí

el mundo deja ya de existir,
miro hacia atrás y busco entre mis recuerdos. 

Para encontrar la niña que fui
y algo de todo lo que perdí,
miro hacia atrás y busco entre mis recuerdos.

Sueño con noches brillantes,
al borde de un mar 
de aguas claras y puras
y un aire cubierto de azahar.

Cada momento era especial,
días de prisa, tardes de paz,
miro hacia atrás y busco entre mis recuerdos.

Yo quisiera volver a encontrar la pureza
nostalgia de tanta inocencia
que tan poco tiempo duró.

Con el veneno sobre mi piel, 
frente a las sombras de la pared,
miro hacia atrás y busco entre mis recuerdos,
vuelvo hacia atrás y busco entre mis recuerdos.

¡¡BESOS INFANTILES!! (de esos pegajosillos, sí!)

10 comentarios:

  1. Un post interesante. Tendré que localizar a esa cría y hablar con ella, aunque últimamente nos llevamos bastante bien.

    Un beso!

    ResponderEliminar
  2. Soy postadolescente como digo yo así que esa niña no me queda muy lejos jajaj de todas formas, tengo un síndrome de Peter Pan alucinante.

    Suelo hablar de ello con mis compis de uni. A veces se oye entre nsotros un "qué infantiles somos" y es así, realmente sólo nos hacemos los maduros...y que siga así por mucho tiempo ;)

    Y como experiencia personal ... hace muy poco que me reconcilié con la niña que fui. Me di cuenta de que ella estaba interviniendo en la forma en la que me relacionaba con los demás a día de hoy. Me sentía más cómoda en grupos pequeños que en grandes, me costaba dar mi opinión por miedo al rechazo ... es importante reconciliarse con el pasado para disfrutar el presente, que no deja de ser futuro.

    Un besote !

    ResponderEliminar
  3. Un post muy muy interesante. Creo que mi niña interior y yo tendríamos una buena relación. Al fin y al cabo siempre he sido muy poco infantil, así que no ha habido tantocambio

    (ey, eso no sé si es bueno xD)

    ResponderEliminar
  4. ¡¡Bueno Gadi...!!! este post me viene como anillo al dedo tras la mañanita que he tenido hoy...
    ¿cómo se siente esa niña? creo que esta reflexión me va ayudar mucho a reducir la hiperresponsabilidad (toma palabrujo) y quererme más!!
    La base de muchas cosas está en ello. Bsts

    ResponderEliminar
  5. Como siempre Gadi das en el blanco con tus post-spico, creo que este tema es bastante importante pues todo lo vivido en la infacis marca nuestra vida y es el pilar de la clase de persona que seremos despues y estar en armonia con esta parte de nosotros es estar en armonia con nosotros mismos. Besitos wapa!!

    ResponderEliminar
  6. Es una entrada muy interesante. En muchas ocasiones sigo teniendo presente a la niña que fui, que soy y que seguire siendo. Pienso que de alguna manera u otra permanece dentro de nosotros, es parte de nuestra vida. Podremos cambiar ciertas cosas pero en el fondo sigue estando con nosotros. Me entiendes o me estoy liando? jejeje :) Besitos!!

    ResponderEliminar
  7. Me encanta la entrada, me ha emocionado mucho, de verdad...
    Yo creo que mi niña interior no está tan en el fondo... asoma en muchos momentos, cuando me río a carcajadas, cuando digo tonterías, cuando lloro de forma descontrolada... y en muchísimas más ocasiones. Estoy aprendiendo mucho de mi niña interior...

    Besitos gadi!

    ResponderEliminar
  8. ¡Qué lindo!
    A veces confundimos madurez con falta de emotividad. Creo que la peor época de mi vida fue justamente esa en la que intenté esconder a esa niña interior. Y luego cuando le permití volver a salir, e incluso, conducir algunos momentos, me sentí más feliz. Así que me siento feliz con mi mundo a veces adulto, a veces infantil. :)

    ResponderEliminar
  9. Seguro que mi niña me diría cosas como "y no te has casado? y porque no? y no eres médica? y porque no? y no tienes casa? Y porque no? Bueno,por lo menos no eres fea del todo y tienes muchos amigos, asi que mala no serás...".

    Da que pensar... Besis guapa!!

    ResponderEliminar
  10. Ser madre me ha devuelto la niñez, jugar con mis hijos, buscar piedras que se convierten en tesoros, seguir una senda de hormigas, chapotear en la piscina, todas esas cosas que ya estaban olvidadas de repente vuelven a tu vida, a veces cuando ando por la calle y me veo de refilón en algún portal no reconozco a esa mujer que se refleja todavía me siento niña.

    ResponderEliminar