viernes, 15 de octubre de 2010

Quiérete tú para que se quieran tus niñas

Este sábado leía un artículo interesante en la revista Mujer Hoy, títulado "Sin complejos". A través de 4 historias de mujeres y la relación que vivían con sus complejos o por la falta de ellos, el artículo llega a hilar una serie de afirmaciones que me han calado hondo, porque he podido comprobar que son ciertas.

Aparte de ejemplarizar el artículo con estas cuatro historias, se nos presenta el libro de Susie Orbach, una psicóloga que ya triunfó con una obra muy interesante llamada "La gordura es un asunto feminista". No deja a nadie impasible, y remueve conciencias. Su obra actual, llamada "La tiranía del culto al cuerpo", hace un recorrido por cómo viven las mujeres de hoy día la relación con su propio cuerpo y porqué la viven así.

El caso es que, como os digo, hay frases en el reportaje que me han encantado, especialmente ésta: "...las madres son increíblemente importantes en nuestras vidas, y si tienen una relación incómoda con sus cuerpos es muy probable que nosotras también la tengamos".

Tengo mucho cuidado con este tipo de cosas (a pesar de lo peques que son mis hijas) porque LO HE VISTO a mi alrededor. Ya sabéis que todas las ciencias humanas son imperfectas y la psicología la que más, con esto quiero decir que estas aseveraciones no se cumplen SIEMPRE, pero sí a menudo:

- Hijas de madres seguras de sí mismas, con interés en cuidar su aspecto pero sin obsesiones y sin complejos, son mujeres también seguras de sí mismas.
- Las niñas con madres excesivamente preocupadas con el paso del tiempo, el peso...y la "perfección" (es decir, el parecerse al canon de turno, porque la perfección ya sabemos que no existe) empiezan a mostrar preocupaciones por el físico a edades más tempranas y a cuidarse también. Cuidarse no es malo, pero en esto tendrá mucho que ver como en su casa entienden que es "cuidarse". Si es pasar la vida a dieta, y sumamos eso a la presión social de los medios, es una bomba de relojería para una preadolescente.
- Ni que decir tiene que niñas con madres "ligeritas de lengua" de las que les dicen "estás echando molla" o "vaya bigote que tienes" (y las hay!), suelen ser bastante más acomplejadas y a menudo introvertidas que el resto.

...Y todo esto, ¿porqué? Por el FENÓMENO DE IDENTIFICACIÓN que tenemos las personas, que en el caso de las niñas es, a edades tempranas, con el referente más cercano que tienen, que en este caso es su madre. Los seres humanos como personas sociales, vamos adquiriendo los valores y hábitos de nuestro alrededor y, hasta que desarrollamos la capacidad crítica (que empieza a "moverse" en la adolescencia, de ahí las sonadas broncas por oposición que a veces se tienen en esta edad), lo habitual es que asimilemos, sin más, los de nuestro hogar.

Por lo tanto, ¿qué hacer? Hay que trasmitir a nuestras niñas (hijas, sobrinas, vecinas...) una relación de armonía y amor con nuestro cuerpo, con sus hermosuras e imperfecciones; en una palabra ACEPTACIÓN y alegría de vivir, pese a una nariz aguileña e inmensa, un culo gordo o unas tetas modelo tabla de la plancha. Es MI CUERPO y me sirve para disfrutar de la vida...¿porqué castigarlo? ¿Por qué no premiarlo, mimarlo, cuidarlo...quererlo?

Para eso, hay que empezar por nosotras mismas, y por eso quiero despedirme con otra frase del artículo que me ha encantado, en este caso de una de las 4 mujeres que hablan sobre su relación con su cuerpo: "Lo que tengo que ofrecerle al mundo va mucho más allá de mis caderas"

Chapó!

10 comentarios:

  1. Me ha encantado la última frase y me la quedo con tu permiso.
    Sin embargo, tener 15 años y complejos suele ir asociado.
    Eso sí, si tu madre pasa de todo y se pone el mundo por montera, es más fácil que, una vez pasada la época de estpidez (que todas, o casi todas hemos tenido) la veamos como eso en la distancia: una época de estupidez.
    Que sí, que nos gustará cuidarnos más o menos, pero con cabeza, y que si, por lo que sea se cogen kilos, puede que nos guste menos nuestro aspecto, pero tampoco nos supone un trauma.

    Debe ser que tengo una madre muy hippie y que esa frase ya la conocía.

    Besos, guapa, y gracias por estos posts!!!

    ResponderEliminar
  2. ¡Y tan chapó!
    ¿Sabías que una de las principales causas de anorexia y bulimia entre adolescentes es, precisamente, el culto al cuerpo exagerado de los padres? La verdad es que es obvio, por otra parte...

    Yo también he visto a esas madres "ligeritas de lengua", como tú dices... Afortunadamente, la mía no es así.

    En mi caso, es mi asignatura pendiente quererme un poco más, pero estoy en ello, estoy en ello :)

    ¡Besos!

    ResponderEliminar
  3. Me ha gustado mucho tu post... y tienes razón con lo de las madres ligeritas de lengua... en mi caso fueron mi madre y mi abuela... y aún retengo con cierto horror... algún complejo de mi adolescencia, por mucho que intente quitarmelos de encima.

    Muchos besos ^^

    ResponderEliminar
  4. Me ha gustado bastante esta entrada :) Es cierto que hay alguna que otra "ligerita de lengua" jejej Besitos!!

    ResponderEliminar
  5. Mi madre siempre ha intentado que tuviese buen aspecto, es muy autoexigente con ella y conmigo, y yo me tomo las cosas más relajadas sobre ciertos defectos mios que ella detesta, pero es que yo me acepto, y tengo que hacerlo o sino, viviré siendo muy desgraciada.

    Eso no significa, que si tengo un defecto le ponga una flecha, pero sí que tiendo a reirme de ellos, porque todos los tenemos. Asi lo ninguneo y no me ningunea él a mi.

    Eso sí, las dos somos muy potingueras y muy de complementos y de cosinas, en eso soy muy como mi madre. Cada una a su estilo, pero me parece que mi madre, en general, se ha soltado y ha ganado enteros y yo me alegro mucho por ella, porque aunque discutamos, la quiero mucho y me alegra verla feliz. Besis

    ResponderEliminar
  6. una vez mas ya te estaba escribiendo un testamento, y demasiado emotivo, asi q mejor intento enfocarme.

    yo veo fotos de mi mamá en su juventud, la veo ahora, y no entiendo q fue lo q pasó, como alguien q fue modelo de pasarela termina siendo un icono del descuido, me da mucho miedo q me pase lo mismo, por eso intento cuidar mi piel, mi peso, todo, la imagen q me transmite mi mamá me da más miedo q confianza, pero estoy segura q ella no es muy consciente de eso.

    besos

    ResponderEliminar
  7. Nuestras madres no se han querido nada de nada, así que a nosotras nos cuesta mucho tener un espejo en quien vernos reflejadas porque nosotras sí necesitamos querernos y queremos querernos.
    Debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad frente a las nuevas generaciones de mujeres y niñas. Dar una imagen positiva, equilibrada y con una autoestima sana es fundamental, para ellas y para nosotras.
    Un besazo, guapa

    inma

    ResponderEliminar
  8. Cuánta verdad en este post. Creo firmemente en la impronta que dejan las madres en las hijas, tanto de cosas buenas como de cosas menos buenas para las niñas. Las palabras de una madre, marcan, arropan, hieren, animan,curan,... las palabras que nos dirigen nuestras madres tienen "magia y poderes" sobre hijas e hijos. Y en edades tempranas esas palabras tienen la clave de la felicidad de los niños/as.
    ¡Benditas palabras de amor de las madres!

    ResponderEliminar