jueves, 16 de diciembre de 2010

Control de impulsos...optimismo y pesimismo

Superadas las tristezas (ojalá fuese tan fácil, como dice alguien en los comentarios) vamos a retomar un tema que empezaba a aflorar cuando hablamos de resilencia: el control de los impulsos.

Ante un mismo suceso, dos personas reaccionan de manera totalmente diferente…hay quien lo ve “todo negro”…Y quien ve el vaso “medio lleno”. Nuestro refranero y lenguaje popular están llenos de estas expresiones porque la dicotomía pesimista vs. optimista forma parte de nuestro imaginario social, ¿verdad que sí? Pues vamos a ver de qué dependen, y sobre todo, como afrontar los sucesos con un “optimismo sano”, en esta tanda de psicopost.

Para introducir este tema, en el manual que estamos utilizando (os recuerdo, “Guía de la inteligencia emocional”), se enfoca la cuestión desde el CONTROL DE LOS IMPULSOS. La autora argumenta que los impulsos son NATURALES y comunes a todos los seres vivos.

Aspectos relacionados con la búsqueda de GRATIFICACIÓN INMEDIATA son comunes a los animales (satisfacción, placer…) pero nosotros, que somos animales sociales, aprendemos a lo largo de la infancia y la adolescencia (o debiéramos hacerlo) a ESPERAR antes de satisfacer inmediatamente todos nuestros deseos.
La convivencia en sociedad nos plantea TAREAS antes de conseguir las recompensas (que suelen ser mucho más elaboradas que en el mundo animal, ya no hablamos de comida, sueño, agua, satisfacción sexual…hablamos de reconocimiento social, competencia, motivación de logro). Según cómo afrontemos estas tareas o retos, podemos hablar de diferentes maneras de afrontar las situaciones:

·         Pesimismo
o   La literatura está llena de ellos, ya que son caricaturizados a menudo en literatura, cine e incluso dibujos animados (ese célebre enanito gruñón, el pitufo homónimo…¿Cuántos personajes pesimistas conocéis?).

·         Super – optimismo:
o   Nótese que lo contrario de pesimista no es optimista sin más, como solemos hacerlo a nivel divulgativo. En psicología se llama “super-optimista” a la actitud que tiende a minimizar todas las situaciones, apartándose de la realidad y, lo que es más grave, a menudo creando situaciones de “bloqueo emocional” para las personas que tienen esta actitud. Como vosotras mismas decíais en los comentarios el otro día, en la vida tiene que haber de todo y la tristeza, ira, frustración…son necesarias, ya que forman parte de nuestro abanico emocional. Negarlas no es sano.

·         Optimismo sano
o   Alguna vez hago referencia a él cuando, medio en serio medio en broma, digo en los tags que me considero “optimista sin llegar a la gilipollez”. Sin ánimos de ofender y de una manera muy distendida, me refiero precisamente a este concepto. El optimista sano es consciente de cuando existe un problema, un conflicto, un motivo de preocupación…pero también se sabe consciente de que tiene herramientas para afrontarlos.

En los próximos post ampliaremos estos tres tipos y veremos cómo ayudarnos a conseguir el término medio, que como siempre, es lo más recomendable.

7 comentarios:

  1. Me gusta la introducción al tema. A ver qué nos preparas.
    Un beso y enhorabuena por ese premio de Fussi.
    Esá claro ue va por rachas, así que el numerito de lotería te toca comprarlo a ti, maja.
    Un beso!

    ResponderEliminar
  2. ¿¿Que has ganado otro premio?? ¡¡Pero buenoooo!! Como dice Miss Potingues, números de lotería para todaaaaaaas :)

    Bueno, con respecto al tema que nos traes, no sé muy bien con qué me identifico yo, fíjate tú.
    Creo que puedo llegar a ser de las tres maneras según la ocasión (como el camaleón), ¿eso es normal, doctor? Pero creo que en mí predomina una clara dosis de realismo que, a veces, es interpretada por los demás como pesimismo, pero yo no creo que sea así.

    ¡Besos!

    ResponderEliminar
  3. Interesantisimos estos post, hacen reflexionar una jartá sobre como enfocamos las cosas... yo siempre veo el vaso no medio vacio, sino "medio por llenar"... Besazos!

    ResponderEliminar
  4. Muy interesante, a ver como viene el desarrollo del tema y a ver si conseguimos ese ansiado término medio.
    Felicidades por el premio!!! hala que suerteeee!!!
    Besos

    ResponderEliminar
  5. Muy buena introducción al tema, espero los siguientes post para continuar conociendo el control de impulsos.

    Besos.

    ResponderEliminar
  6. Ciertamente, negar las emociones negativas no es nada sano. Mejor es saber lo que te ocurre y por qué te ocurre y si estás enfadado por algo, valorar hasta qué punto debes enfadarte, y a partir de cuándo debes pasar del tema.
    En mi vida he experimentado todo tipo de situaciones y reconozco que han habido momentos en los que he experimentado celos, ira, venganza... Pienso que todo eso me ha servido para madurar y aceptarme mucho más. En ocasiones he sufrido mucho, porque he tenido varios juicios por cuestiones de trabajo (cuatro, concretamente, que para una sola vida que tengo, sobran), se han aprovechado de mi tesis doctoral para sacar la plaza de profesor titular en la UCM ¡¡dos personas!! Me han despedido después de tener a mi hijo... Podría contar y no parar, pero creo que no me merece la pena estar mal y que prefiero estar bien. Es una cuestión de elección.
    Ahora me va de maravilla en el trabajo, hago lo que me gusta, tengo amigas y colaboradoras que se nota que disfrutan colaborando conmigo, mi hijo está genial... No sé si es porque la vida compensa, porque no dejo que las opiniones ajenas me influyan demasiado... el caso es que me gusta ser optimista y creo que eso es lo que ha atraído a mi vida un montón de cosas buenas. Quizá sean los años y la madurez (ja, ja, ja)
    Como siempre, interesantísimos tus post.

    Un beso fuerte.

    Inma

    ResponderEliminar